Si no han tocado fondo están al límite y es que en menos de un mes la red de autopistas de peaje no hace más que recibir malas noticias acerca de su deuda y del cada vez más difícil mantenimiento de estas autopistas de pago.

Primero surgió el problema financiero de las principales radiales de peaje de Madrid que ya oficialmente han entrado en quiebra y que corresponden a la R-3 (Madrid-Arganda del Rey), la R-5 (Madrid-Navalcarnero) y más recientemente la R-4 que conecta Madrid-Ocaña. Sin embargo la sangría lejos de terminar se ha cobrado ahora una nueva víctima. Se trata de la AP-36, autopista parte de la AP-7 que une el trayecto Cartagena-Vera y que si estaba al límite en pre-concurso de acreedores, parece ser que ya ha cruzado esa delgada línea y que de lleno ha entrado en el temido concurso de acreedores.

Esta noticia que no nos pilla por sorpresa al conocer la crisis que atraviesan estas autopistas de pago y que en el caso de las radiales madrileñas acumulan conjuntamente una deuda de 666 millones de euros, nos hace pensar acerca de la lógica que tiene el Ministerio de Fomento en apoyar e incluso impulsar nuevas carreteras de peaje que recientemente se anunciaron, mientras las existentes no logran parar una caída imparable en picado.

Sin embargo aunque existen muchas dudas todavía en el aire acerca de las nuevas adquisiciones de radiales por parte del Gobierno, la realidad golpea imparable y puede que la última víctima en esta grave crisis sea la autopista de peaje M-12 de Madrid que une la M-40 a la altura del parque Juan Carlos I con la A-1 de Alcobendas. Muchas dudas al respecto y una pregunta que empieza a planear imparable y contundente como es la gravedad de este asunto, ¿alguna carretera de peaje terminará funcionando?