La polémica definitivamente se ha desatado y si bien es cierto que en tiempos de crisis cualquier excusa es buena para recaudar dinero, ya no es sospecha sino del todo realidad que existen métodos muy poco lícitos con afán recaudatorio.

En este caso se encuentra en la palestra, la Guardia Civil que polemiza con las autoridades de Tráfico al considerar que reciben cada vez mayores presiones por parte de estos, para poner más denuncias a los conductores. Así, se ha pasado de 183.510 multas en el mes de abril de 2011 a 203.438 sanciones en el mismo mes de este año, un aumento de casi el 11 por ciento que desde dentro de la agrupación atribuyen a las constantes presiones que se transmiten desde el Ministerio de Interior para incrementar el número de sanciones. «Casi siempre son órdenes verbales, pero ya también por escrito en algunas zonas, donde nos dejan claro que hay que poner más multas«, tal como confesó un portavoz de la Unión de Guardias Civiles (UGC).

Las presiones que se traducen en «bajadas en las nóminas y empeoramiento de los horarios» de quienes no hacen lo que se pide, ha llegado ya, a un punto insostenible para los agentes que viven pendientes y hasta «obsesionados» con la cuota de multas, debido a que de no satisfacer ésta, estos pueden «perder plusvalías de hasta 3.000 euros al año». Todo un escándalo que encuentra como primeras víctimas a los conductores que en muchas ocasiones pagarán el pato de no haber sabido administrar bien una economía.