Que el hielo no te ponga en peligro

Cómo conducir con hielo
Estos días estamos sufriendo una ola de frío polar, que llena las carreteras de hielo y, en muchos casos, de nieve.

¿Cómo debemos conducir si hay hielo en la carretera? ¿Y si hay nieve? Os lo contamos para que no os pille desprevenidos.

La temperatura empieza a ser peligrosa cuando baja de los 7 grados centígrados. No sólo por el frío que pasamos en la calle, sino por la formación de hielo, tanto en aceras como en la calzada. Además, quienes más los sufren son los neumáticos, que empiezan a perder prestaciones. Es en ese momento en el que los neumáticos de invierno ganan importancia.

De todas formas, usemos el neumático que usemos, según baja la temperatura aumenta el riesgo. La meteorología puede combinarse con la sal o la porquería del asfalto, creando un peligroso cóctel. Y eso nos puede suponer más de un susto.

Con la calzada fría ya hay que empezar a extremar las precauciones. Tanto es así, que algunos vehículos avisan, a través de un pitido, cuando la temperatura es inferior a los 4º. Si, además, hay humedad o precipitaciones, ese riesgo se dispara, puesto que se crea hielo.

Cuando en la carretera hay hielo o nieve, las mismas autoridades se encargan de esparcir sal u otros productos por la calzadas. Así, quieren minimizar el riesgo de las precipitaciones, pero hacen, al mismo tiempo, que la calzada resbale.

La nieve y el hielo, los peores enemigos

En cuanto vemos que la carretera está brillante, podemos esperar que tenga placas de hielo. Por eso, hay que reducir lo máximo el uso del cambio de marchas, o, en los automáticos, utilizar el botón «snow». Y es que cuanto más larga sea la marcha, las ruedas llevan menos fuerza.

Con respecto al freno, lo mejor es partir de la base de que no disponemos de ABS. Así, nunca lo pisaremos a fondo, sino poco a poco. Además, adquiere especial importancia la distancia de seguridad, puesto que sobre hielo o nieve la distancia de frenado aumenta.

El volante también entrará en juego en estas situaciones. Por eso, habrá que evitar los golpes bruscos. El mejor consejo es utilizar, siempre que sea posible, el freno motor, pero sin soltar el acelerador de golpe.

El hielo es resbaladizo

A nadie le asombrará que afirmemos que el hielo es resbaladizo. Y es que, circulando sobre él, podemos perder completamente el control.

Además, conviene recordar que bajo la nieve también hay hielo, especialmente en las zonas donde no da el sol. En esos tramos, siempre que la temperatura descienda de los 4 grados deberemos extremar las precauciones, porque hay muchas probabilidades de encontrar hielo. Si la capa de nieve es importante, será el momento de instalar las cadenas o sus alternativas. No sólo por nuestra seguridad (que es lo más importante), sino también porque nos puede costar una multa.

Si, a pesar de tomar las precauciones necesarias para circular sobre hielo, te toparas con una carretera cortada, deberás armarte de paciencia. Esperamos que, en ese caso, hayas tenido la precaución de llevar encima ropa de abrigo, mantas, batería en el móvil (un cargador en el coche es más que recomendable en estos casos) y el depósito lleno.

Otros consejos para conducir en invierno

Las temperaturas especialmente bajas harán sufrir a las baterías, especialmente cuando ya están usadas. Por eso, muchos talleres ofrecen ofertas para revisiones invernales, que asegurarán que nuestro coche está a punto.

A la hora de dejar el coche aparcado, no hay que echar el freno de mano al máximo. Y es que si se congela, nos costará un triunfo quitarlo. Es mejor dejar metida una marcha (primera cuesta arriba, marcha atrás cuesta abajo), que ayude al freno de mano. Los limpiaparabrisas pueden quedarse congelados, mejor dejarlos desplegados.

Además, si los cristales tienen hielo, habrá que tener cuidado al quitarlo. Por eso, lo más recomendable es una rasqueta, en lugar de agua hirviendo. Ésta podría dañar la luna, y que nos salga caro.

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