Las críticas por el incremento al doble del precio de las multas de tráfico por consumo de alcohol y drogas, no han tardado en hacerse presentes, dado que se considera como oportunista el hecho de encarecer hasta tal punto dicha sanción, el doble y más en tiempos de crisis económica.
La aprobación del Nuevo Reglamento General de Circulación no está exenta de polémica y frente a la postura positiva que ha calado entre los conductores de la subida a 130 km/h en determinados tramos de autopistas y autovías, salvo al parecer las de Cataluña y el País Vasco, respecto al tema del incremento del precio de las multas de tráfico por consumo de alcohol y drogas las posturas se radicalizan en el frente contrario.
La mayor parte de los conductores consideran que esta subida responde más a una táctica encubierta de recaudar frente a lo que se indica sobre seguridad vial. El aumento, desproporcionado, hasta el doble de estas sanciones – de 500 a 1000 euros- no ha sido visto con buenos ojos al poder deberse a un momento de oportunismo que además se instala en tiempos difíciles por la dureza de la crisis económica.
Esta protesta no sólo queda en el tema de las multas de tráfico y su incremento al doble, sino también en la supresión de los detectores de radar, de una manera tan drástica cuando antes estaban completamente permitidos, así como a la obligatoriedad del uso del casco en ciudad, que en un principio afecta a los menores pero que a todas luces se quiere extender al resto de edades. Se cree que con la subida a 130 km/h en determinados puntos se ha intentado endulzar una Reforma que tiene más puntos difíciles para los conductores que positivos.
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