Si de sobra somos conscientes que el elevado número de multas de tráfico que se extiende en la mayor parte de las ciudades responde a fines recaudatorios, ahora son los propios controladores que cansados de tanta presión, han decidido destapar y poner de manifiesto lo que era un secreto a voces.

Las multas procedentes de malos aparcamientos o de no tener el ticket correspondiente de la zona azul han crecido de manera desorbitada en los últimos tiempos. Una coincidencia que también responde al incremento de estas zonas y al deseo de cualquier mínima infracción para cargar con multas a los conductores. Estos hechos hacían sospechar y no sólo a los más mal pensados que había fines recaudatorios tras tanta sanción y ahora desde Mallorca los controladores han roto su silencio.

Tal como hace meses se hizo eco la guardia civil en referencia a las presiones que sufrían, los controladores del ORA también tienen sus particulares cargas de bajar la guardia y descender el número de multas de tráfico que dejan diariamente enganchadas al parabrisas de los coches. Según su versión, no les exigen un mínimo diario de sanciones, pero cuando el número de éstas desciende saben que tienen ya una visita pendiente en los despachos donde se les abronca y deja claro la constancia de «su bajo rendimiento».

El miedo a ser despedidos y a que se cuestione su profesionalidad son las dos grandes armas con las que cuentan estas empresas para sacar beneficios a los ayuntamientos en forma de multas de tráfico. Una queja que se hace extensible no sólo a cualquier mínima circunstancia que pueda probar que se ha pasado el ticket del ORA, sino también a que estos nunca se prestan a anular multas al momento y son los ciudadanos los que tienen que desplazarse a las oficinas municipales para intentar quitarla o en el peor de los casos pagarlas con resignación. Una realidad de la que que teníamos bastante constancia pero que ahora cuenta con las palabras oportunas para su demostración.