El peligro del ciclista
El ciclista es la figura más vulnerable de las carreteras. Y es que no tiene una carrocería que le proteja, y la diferencia de velocidad con el resto de vehículos haría de un coche una desgracia.
Por eso, hay una serie de medidas imprescindibles que debemos llevar a cabo si queremos adelantar a un ciclista:
La primera de ellas, sin duda, es frenar y colocarnos detrás, manteniendo la distancia de seguridad. Una vez adecuada la velocidad, podremos valorar cómo proceder.
La situación sería la siguiente: el ciclista, reglamentariamente orillado a la derecha, circula sobre la calzada pues no hay arcenes en la vía. A una distancia prudencia, se coloca el coche, analizando cómo adelantar al ciclista sin ponerle en peligro.
Por eso, una vez hayamos observado que por el carril contrario no viene ningún vehículo, procederemos a adelantar al ciclista. Eso sí, siempre manteniendo una separación lateral de, mínimo, un metro y medio.
Es importante matizar un aspecto: en estas situaciones, la línea continua no supone un impedimento. Así, podemos pisarla, incluso rebasarla, siempre que sea para salva guardar al ciclista. Una vez adelantado, volveremos a nuestro carril, y continuaremos la marcha.
Cómo adelantar a un ciclista si otro viene de frente
¿Y si quiere pasar a un ciclista y de frente se aproxima otro? Pues, si no es posible mantener la separación lateral mínima -1,5 metros-, lo mejor es no adelantar.
El Reglamento General de Circulación (RGC) así lo establece (articulo 85): “queda prohibido adelantar poniendo en peligro o entorpeciendo a ciclistas que circulen en sentido contrario”. Y no solo cuando estos ocupan la calzada, sino también el arcén, como subraya la Ley de Seguridad Vial.
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