Con un toque de humor y a veces algo de acierto Clet Abraham, artista callejero antes que nada, deja su particular sello en las señales de tráfico que encuentra a su paso. El turno ahora ha sido para Barcelona donde los vecinos sorprendidos han comprobado cómo se puede sacar otros matices a la señalización vial.
Dejar huella y una vena creativa podría costarle la friolera de una multa de hasta 2.000 euros a Clet Abraham, un artista callejero que ya ha ofrecido su particular aportación en otras ciudades tales como París, Londres y Florencia y que ahora en su paso por la ciudad condal no ha dejado indiferente a nadie. La amenaza económica no es un impedimento para él e insiste en dejar sus mensajes a través de simples pegatinas en las señales de tráfico.
De este modo el clásico ‘prohibido aparcar’ pasa a convertirse en un ‘prohibido hablar’ o en una improvisada guillatina que despierta todo tipo de chistes y humor en los barrios de Gracia, el Born o Poble Nou de Barcelona. Una idea que los vecinos ven con buenos ojos y hasta divertidos pero que se ha convertido en una auténtica pesadilla para los ayuntamientos afectados.
Su iniciativa que tiene un fondo reivindicativo, es un claro mensaje crítico con las reglas y leyes que limitan la libertad de expresión. Por eso a lomos de su bicicleta no teme las multas que ya le han venido y las futuras consecuencias por este nuevo intento en Barcelona y sigue con su objetivo en las señales de tráfico. Una curiosa práctica que despierta las risas y que intenta decir con humor lo mismo, puede distraer el significado original de estos instrumentos para velar que se cumpla con rigor la seguridad vial. Una infracción que siempre tiene como consecuencia multas, aunque en este caso lo haga de un modo bien simpático.
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