En el día a día hay noticias que nos sobrecogen y otras que nos indignan, pero en este caso vamos a relatar una que no sabemos muy bien qué postura tomar: si entre la risa o el llanto. Si tuviésemos una sección de sucesos paranormales tal vez encuadrase mejor, aunque claramente está más relacionada, como siempre con intereses económicos.

Se trata del curioso caso de José Luis Simó Ribas, un vecino de Palma que lleva siete años incansables luchando para que se haga justicia. Su problema comenzo un día en el que recibió una desagradable sorpresa en su casa: una multa por saltarse un semáforo en rojo. La noticia dejó a este conductor de Palma perplejo, no por el hecho de recibir una sanción, sino porque el motivo era del todo absurdo, dado que en la calle en la que se fijaba su supuesta infracción, no había semáforo alguno.

Ante el primer impacto, el afectado sólo pudo pensar que esto se trataba de un fatal error o malentendido que se solucionaría de forma rápida con una simple explicación. Sin embargo, su guerra acababa de empezar y ni el book de fotos de la calle, ni los detalles de que ese día no había pasado por el barrio donde se le situaba en coche, sirvieron de nada y acabaron embargándole la cuota de la multa, un total de 185 euros.

Desde entonces ha solicitado todo tipo de reclamaciones que le han sido denegadas una a una, al considerar que no se ajustan a los prototipos por lo que se puede reclamar. Ha acudido al Departamento de Movilidad de Circulación, al Ayuntamiento y hasta a la Policía Local de San Fernando para reivindicar y demostrar que no hay semáforos en esa calle de la denuncia. Y para más inri y asombro ha recibido por respuesta frases como "si un agente dice que pasa un tren por el Borne, es que pasa un tren por allí".

Sin embargo él no se resigna a que no se haga justicia y aunque lleva ya muchas trabas en estos siete años de camino, concluye en que seguirá peleando, no por la multa económica, sino por lograr que se escuche y se comprenda la verdad de su sanción imposible.