Puede parecer una locura, pero es totalmente cierto. Lo hemos leído en Car and Driver The F1. Se identificaron un total de 5.000 coches con matrículas falsas en 2010 (los datos igual están un poco anticuados, habría que contemplar los datos de 2011). De todos modos, supone un aumento de un 40% respecto a las cifras de 2009 que ofrecía el Ministerio de Interior.

Pero aquí viene lo más curioso de todo: falsificar una matrícula es bastante fácil. El ‘truco’ está en entrar en una web, seleccionar el tipo de matrícula (coche, moto), el número que llevará y pagar 20 euros por los gastos de envío. Eso sí, la web las vende por si acaso las quieres para decorar tu salón (en ningún caso para evitar multas); te advierte que si le das mal uso el Ministerio de Interior te podría investigar.

La legislación francesa contempla unas penas bastante duras en caso de que pillen a quien haya falsificado una matrícula: tres años de cárcel y 45.000 euros de multa, lo que seguramente sea una condena mayor que la que implica saltarse el límite de velocidad.

Eso sí, hecha la ley, hecha la trampa. Pongamos el caso: te llega una multa que no es tuya, reclamas y la respuesta es que tiene que ser tuya porque el coche es como el tuyo. ¿Puede ser? Sí, de hecho lo que están haciendo estos falsificadores de multas en el país galo es buscar coches idéntidos a los suyos para copiarles la matrícula. El fraude será casi imposible de demostrar y encima al demandado le tocará volver a matricular su coche, con el gasto que ello implica.

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