Conducir en ciudad implica una serie de riesgos y multas de tráfico particulares que todo conductor debería conocer nada más encender el motor de su vehículo. Los cruces, señales, rotondas o semáforos unido a maniobras o aparcamientos son las principales trabas y motivo de multas más comunes en ciudad.

Todo conductor que coge un vehículo en ciudad sabe que cuenta con determinadas desventajas frente al resto de vías. Las aglomeraciones, el estrés y las prisas no son buenas compañeras de camino y unido a la permanente atención de las variadas situaciones que se pueden plantear al volante en una urbe, pueden acelerar el proceso de imposición de multas. Entre las más comunes, están siempre presentes los semáforos. Un coche que acelera cuando el semáforo va a cambiar de verde a ámbar es una escena diaria en las ciudades españolas.

Esta acción que cuenta como si el propio semáforo estuviera en rojo, es repetidamente ignorada por los conductores, bien por desconocimiento, bien por imprudencia pero en todo caso castigada con multas  al ser ser interceptada.

Otra de las sanciones estrella en ciudad tiene que ver con las señales de Stop. La obligatoria frenada ante una señal de estas características es algo que da alergia a muchos conductores. Su esencia ha quedado olvidada y esto representa un grave peligro al generarse un mal hábito que indica que frenar en este tipo de situaciones es una tontería. El hecho de no parar al ver que no se acerca ningún coche puede ser motivo de multas y mucho más importante, motivo de accidentes.

Y por el hecho de conducir en ciudad, de ser distancias más cortas y de llevar menos velocidad que en la autovía, nos permitimos ciertas licencias que igualmente traen consigo sanciones económicas. No abrocharse el cinturón, llevar el abrigo puesto, no mantener las distancias de seguridad, utilizar el teléfono móvil sin manos libres, infrautilizar las vías o conducir mal en las rotondas siguen siendo las asignaturas pendientes que provocan más multas a los conductores en ciudades.