Los aficionados a la velocidad en carreteras en las que no deberían correr saben que en cualquier momento un radar les puede hacer una bonita foto donde la sonrisa será lo de menos. Por eso, inventan e inventan trucos para eludir estos flashazos que de repente te sorprenden cuando has pisado más de lo necesario el acelerador.

De hecho, algunos inventan tanto que podría parecer que están en un concurso de ciencias de cualquier escuela americana (sí, sí, de esos que vemos en las películas). Lo descubrió la Policía de Sevilla casi por casualidad, cuando fue a parar a unos motoristas en un control de alcoholemia.

Ahí descubrió que tenían unos sistemas más que innovadores que les ayudaban a esconder la matrícula mediante un accionador remoto: así se escondía la matrícula, se giraba hacia el suelo y se hacía invisible para todo equipo de vigilancia, personal o automático. Es más, tenían un ‘chivato’ en el panel delantero que les avisaba si la matrícula estaba escondida o bien colocada.

Al final, multas de entre 3.000 y 6.000 euros para los ingeniosos motoristas (en realidad para todos los que inventen dispositivos cuyo fin sea eludir la vigilancia).

 

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