El radar Pegasus, la nueva joya de la Dirección General de Tráfico (DGT) que hace meses controla a los conductores desde el medio aéreo para interponer multas, se ha convertido en un punto de polémica y de conflicto entre los partidos políticos. Tanto el Gobierno como la oposición se echan en cara la paternidad de este famoso radar.

El helicóptero Pegasus, no deja de estar envuelto en polémicas desde su aparición en los cielos para controlar a los conductores con sus excesos al volante. Si de primeras se consideraba que este radar resultaba «costoso» e «innecesario», en la Comisión de Seguridad Vial hubo tiempo para reproches de este tipo entre los partidos políticos. Desde el ala socialista el diputado Juan Carlos Corcuera no dudó en esta reunión de criticar esta medida adoptada por el Gobierno del PP «tan costosa» en una época de especial dificultades con la crisis económica.

Por su parte y como defensa la propia directora de Tráfico, María Seguí, replicó al diputado socialista manteniendo que el anterior Gobierno fue el que encargó el Pegasus, «cuya factura me toca ahora a mí pagar», lo que está llevando a que ese «gasto comprometido» se esté utilizando «de manera eficiente» en las carreteras españolas.

Pegasus, no sólo logra pasar completamente desapercibido sino que permite a los agentes una detección selectiva de posibles infractores, centrando su atención especialmente en aquellos vehículos que desde un primer momento muestran una velocidad notablemente superior a la del resto. Una alta tecnología que desde un principio ha sido centro de polémica por su gran inversión (60.000 euros a los que habría que añadir otros 100.000 de instalación), aunque según el primer balance facilitado, cuenta con una gran eficacia recaudadora al multar cinco veces más que el resto de dispositivos de control de velocidad.