Para suavizar los efectos del aumento del precio del petróleo, se han puesto en marcha una serie de medidas, como la reducción provisional del límite de velocidad a 110 km/h o el Plan Renove de neumáticos. Ahorrar, esa es la cuestión que determinará si a partir del 30 de junio el Gobierno mantiene ese límite. La medida ha suscitado críticas y comentarios, que trataremos de explicar.
Desde el pasado 7 de marzo, y hasta el 30 de junio, 110 es el nuevo límite de velocidad al que se podrá circular por los 12.000 kilómetros de autovías y autopistas españolas. Es una de las 20 medidas del plan de Ahorro y Eficiencia Energética, aprobado por el Gobierno, aplicables en transporte y movilidad, edificación e ilumiesde el pasado 7 de marzo, y hasta el 30 de junio, 110 es el nuevo límite de velocidad al que se podrá circular por los 12.000 kilómetros de autovías y autopistas españolas. Es una de las 20 medidas del plan de Ahorro y Eficiencia Energética, aprobado por el Gobierno, aplicables en transporte y movilidad, edificación e iluminación y consumo eléctrico.
La reducción del límite de velocidad se encuentra entre las medidas recomendadas por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) ante posibles escenarios de emergencia energética. Este tipo de medidas no son completamente novedosas si tenemos en cuenta que la Ley de Hidrocarburos de 1998 prevé ante situaciones de escasez de suministro “limitaciones de velocidad máxima, o la limitación de la circulación de cualesquiera tipos de vehículos”. Antes, tras la primera crisis del petróleo a mediados de los setenta, se limitó la velocidad en autopista a 100 km/h.
En cualquier caso, la presentación del plan de ahorro ha recibido críticas generalizadas, poniendo en tela de juicio su eficacia, algunas por considerarlo insuficiente. Para Francisco Segura, de Ecologistas en Acción, “es obvio que se ahorra y está demostrado que la velocidad a la que se consigue un máximo rendimiento es 90 km/h; por tanto, lo ideal es acercarse a ese límite”. Su crítica es que la campaña se plantea solo hasta julio, “cuando los análisis de la AIE indican que el petróleo se encarecerá progresivamente”. Como se recordará, en algunos países como Estados Unidos, Reino Unido o Suecia el límite máximo no supera los 110 km/h.
Según Jesús Casanova, catedrático de motores, el consumo de un coche depende fundamentalmente de la resistencia a la rodadura (en la que no influye la velocidad) y la aerodinámica. “En un tramo de autopista en el que se pueda mantener una velocidad constante, la reducción del consumo de pasar de 120 a 110 oscila entre el 8 y 10%, independientemente de que sea diésel o gasolina”. No obstante, señala, el transporte por carretera consume el 60% del consumo de petróleo, y si se tuviera en cuenta el porcentaje de turismos que circulan por autovía y los que mantienen un límite de 120, el ahorro estimado sería mucho menor que el estimado por el Gobierno.
Según Juan Antonio Alonso, director de Ahorro y Eficiencia Energética del IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorrro de la Energía), “aunque solo el 20% del total de kilómetros recorridos por todos los coches se hace a 120 km/h, con esta medida se ahorrarán 18 millones de barriles de crudo”. El cálculo de la diferencia de consumo de un coche, al pasar de 120 a 110 km/h, asegura, es del 11% y se ha realizado en un banco de ensayo y “no tiene nada que ver la forma de conducir, porque un conductor lo hace igual a una velocidad que a otra”.
Otra de las medidas, la subvención (20 € por unidad) para el canje de neumáticos viejos por otros con la máxima calificación energética (etiqueta A), también ha sido objeto de polémica. Aunque en el mercado ya existen neumáticos que reúnen las especificaciones de eficiencia energética, no disponen de la esa etiqueta, que, según la normativa europea, no será obligatoria hasta noviembre de 2012.
En materia de transporte, además de instalar sistemas de iluminación más eficientes con LED, el plan prevé un incremento de la obligación de introducir el biodiésel en los carburantes hasta un 7% en contenido energético a partir de 2011, y la reducción de los precios de los billetes en ferrocarril, en cercanías y media distancia de RENFE, con el fin de promover el transporte público.
Según el director del INTRAS (Instituto de Investigación de Tráfico y Seguridad Vial), Jaime Sanmartín, se espera que disminuya tanto la accidentalidad como el consumo de combustible, aunque este tipo de medidas no tienen un efecto directo “si no van acompañadas de un cambio en el comportamiento de los conductores”.
(Fuente: Tráfico y seguridad vial 207)
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