Aunque la crisis económica está pegando fuerte a una provincia que apostó siempre por la construcción y por ello los gastos considerablemente en este tiempo se han visto reducidos en casi todos los sectores, los conductores almerienses siguen dejándose dinero en su principal pecado capital: las multas por exceso de velocidad.
Pese a que con esfuerzo capean la crisis e intentan ahorrar todo lo posible y eso se ha notado en el descenso de infracciones cometidas al volante, la multa por exceso de velocidad continúa siendo su asignatura pendiente. Estos datos no dan lugar a error, dado que los radares de velocidad situados en determinadas carreteras de la provincia lo han constadado durante todo este tiempo. Es más, sólo en los nueve primeros meses del año el radar situado en el punto kilométrico 468 de la A-7, a su paso por Níjar notificó 2.394 infracciones por este exclusivo motivo.
Este tipo de sanciones, consideradas como graves o muy graves en determinados casos, implican multas que van desde los 100 a los 600 euros que en puntuales situaciones pueden resultar todavía más caras si existen agravantes en la acción. Sin embargo las multas por exceso de velocidad no son las únicas en las que caen los almerienses. Además de pisar con fuerza el acelerador, las sanciones más repetidas son motivadas por no llevar puesto el cinturón o las sillitas de seguridad para los niños.
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