Un guardia civil de Tráfico en Sevilla ha sido acusado por parte de los extranjeros a los que un día multó, de haberse quedado él con el dinero procedente de sus sanciones. Esta grave acusación que ahora se está resolviendo en los tribunales, al parecer según se defiende el acusado, es fruto de un error burocrático.

Todo comenzó entre el 6 de marzo y el 12 de abril de 2010, fecha en la que este agente impuso un total de 13 multas de tráfico a una serie de conductores extranjeros que circulaban por la provincia de Sevilla. Sin embargo lejos de las acusaciones presentadas a este jurado popular, este guardia de Tráfico afirma que en todos los casos depositó el dinero y los boletines correspondientes en un buzón habilitado para ello en el destacamento de Tráfico de San Juan de Aznalfarache.

Sin embargo esas sanciones nunca se tramitaron y tras la intervención de un ciudadano austríaco que recurrió su multa ante la embajada de España en Viena, los boletines no entregados aparecieron sin tocar durante todo ese tiempo, en el casillero del acusado del destacamento. Del dinero en efectivo de las multas pagadas no se sabía nada y esto sucedió únicamente con los ciudadanos extranjeros, un motivo discriminatorio más que no ha tardado en reprochar la fiscal del caso.

 

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