El carnet de conducir resulta cada vez más difícil de aprobar y el cartel de ‘no apto’ más frecuente de ver entre los aspirantes que se examinan sin éxito de esta prueba. El intentar abaratar costes de un examen al que hay que invertir tanto tiempo como dinero, resulta el principal responsable, junto con la crisis, de estos resultados.
La batalla para obtener el carnet de conducir se ha convertido en una tarea más complicada en los últimos tiempos. Si ésta ya no resulta una prioridad entre los jóvenes, los que se lanzan a intentarlo se topan con más dificultades de las presentes y con exigencias cada vez más duras, frente a un número considerablemente reducido de clases prácticas.
Junto a la pérdida de alumnos por la dureza de la crisis, el menor número de clases que estos dan para intentar reducir el gasto, se entiende que haya una preparación menor y que por ello los suspensos estén en auge. La estrategia incluso se vuelve muy a menudo en contra del alumno que en caso de suspender el examen repetidamente, tendrá que hacer frente a más gastos, así como verse obligado a retomar las clases prácticas, que había intentado esquivar, para reforzar su preparación.
Colapsos y retrasos de examen por falta de examinadores
El problema va más allá de los suspensos si consideramos que la crisis también ha reducido el número de examinadores y que tanto los exámenes prácticos y teóricos cuentan con menos convocatorias, llegando a auténticos colapsos en algunas regiones, de un problema que resulta más extremo en las épocas de más demanda de alumnos. Un problema al que se le exige a Tráfico desde la Asociación de Autoescuelas una rápida respuesta, dado que el menor número de recursos y del número de clases de los alumnos por los gastos, termina siendo un riesgo para la seguridad y el sentir práctico de todo un sector.
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