La crítica más dura a los test psicotécnicos

Cada vez se escuchan más voces de profesionales y asociaciones que consideran que el sistema que da el visto bueno para evaluar las capacidades del conductor, resulta no del todo favorable y que opera como un negocio a gran escala donde lo que menos importa es la seguridad y las cualidades que posea dicho conductor para seguir en circulación.

En relación a uno de los puntos controvertidos de tráfico y que ahora se encuentra en el centro de todas las miradas, resulta la cuestión de la importancia de los test psicotécnicos y como estas pruebas cada vez se devalúan más perdiendo el rigor y exigencias que desde el punto de partida las caracterizaban. Una crítica que se ha hecho más violenta desde el cambio oficial de los controles, que ha pasado a regular de cada dos años a partir de los 65 a ser una revisión obligatoria pero cada cinco años desde esa edad fijada.

Una decisión que puede tener consecuencias negativas en lo relacionado con la seguridad vial, interesando más el ‘aprobado rápido’ que la evaluación exhaustiva y cada vez con más margen de tiempo, de las condiciones del conductor para seguir en circulación. Una polémica que destapa intereses contrapuestos y en donde finalmente prima más el punto de vista empresarial, lejos de toda norma que se incluye en el Reglamento General de Circulación.

Choque de intereses

Un sistema que debería buscar conductores que sean profesionales y con una adecuada preparación y cualificación que tendrían que ser evaluados de forma correcta para asegurarse de que pueden seguir conduciendo sin poner en peligro la seguridad vial. La realidad nos muestra un polo completamente opuesto, el de un conductor que quiere aprobar, independientemente de sus condiciones o aptitudes y la de los centros que cada vez adquieren más fama de menos exigentes a la hora de dar vía libre para la circulación en carretera. La forma más sencilla de conseguir mayor número de matriculaciones.

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