El Ayuntamiento de Sevilla está decidido a terminar con un problema que desde siempre le ha perseguido. La presencia de ‘gorrillas’ o aparcacoches ilegales en deteminados focos de la ciudad, se ha extendido ante la gravedad de la crisis. Para combatirlo de manera eficaz, se ha lanzado a la imposición de multas que terminen finalmente con esta actividad.
Desde que el pasado verano se decidiese intensificar y endurecer más las medidas contra los ‘gorrillas’, las multas no han tardado en prosperar para este colectivo en todos los distritos de la ciudad. Las cifras no dejan lugar a dudas y sólo en los apenas dos meses y medio que llevamos de año, la Policía Local de Sevilla ha interpuesto cerca de 1.000 sanciones para un negocio o práctica que se relaciona muy directamente y para desgracia de sus ciudadanos con el escenario de la ciudad andaluza.
Los principales centros neurálgicos donde los aparcacoches ilegales ejercen esta actividad, como la barriada de Bani, las inmediaciones del Hospital Virgen del Rocío y la Clínica Sagrado Corazón, se han convertido en el punto de mira de la Policía que intenta por medio de las multas restringir su acceso aunque no tenga todo el éxito que esperaría. Esto se debe a que son muy pocos son los ‘gorrillas’ en proporción a los sancionados, que pagan sus multas o que buscan estrategias para que les sean rentables. Una de ellas, la más empleada, abonar varias juntas, para beneficiarse de los descuentos.
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