Con un centenario a su espalda y acostumbrados a sus tres colores que alertan tanto a peatones como conductores, los semáforos podrían sufrir en un futuro no muy lejano la pérdida de uno de sus colores insignia al haber sido calificado en un reciente estudio como «inservible» para la seguridad vial.
El color ámbar de los semáforos, el intermedio, se ha puesto en cuestión asegurando que no vale para nada, tal como han demostrado en un estudio, científicos de la Universidad de Granada. A través de una muestra de 247 participantes de los cuales un 74,89% tenía carnet de conducir, se ha querido comprobar la eficacia y el respeto que se tiene a esta luz parpadeante en la mayor parte de los casos.
Ante diversas fotografías de pasos de cebra regulados por semáforos en el centro de Granada, se pedía a los conductores que valorasen si cruzarían o no en función del mandato del semáforo cuando éste se encuentra en ámbar con intermitencia. Los análisis revelaron una respuesta sorprendente y es que muchos de los peatones no reconocen las fases mandatarias de los semáforos, es decir, sólo responden a una orden si esta señal se encuentra en el color verde o rojo.
La propuesta con semáforos de dos colores
Esto nos lleva a pensar en que lo que no se ha cambiado a lo largo de la historia y que hemos con el tiempo interiorizado, no resulta un mecanimos efectivo para la seguridad vial. El motivo es que las luces intermitentes y el color amarillo no envían un mensaje claro y rotundo como sí que lo hacen las soluciones en verde o en rojo. Considerando que para lograr la máxima seguridad se tendría que limitar únicamente a dos fases los semáforos (rojo y verde), junto con un indicador del tiempo que falta para el cambio de fase.
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