Los agentes de tráfico cumplen con la función de velar por la seguridad vial. Una afirmación que todos recitamos casi de memoria, aunque realmente lo que nos resulta más familiar es el creciente ánimo recaudador que ha prosperado a tenor de esta teoría. Considerando que el fin justifica los medios, los agentes utilizan para imponer mayor número de multas una serie de escondites realmente curiosos.
Las presiones de un sistema de incentivos que basa en buena parte sus recompensas según el número de multas de tráfico impuestas, ha generado toda una técnica y casi profesión del escondite para sorprender en plena infracción al conductor. Lo curioso de todo ello, es que muchas veces son los propios agentes los que incurren en una infracción con tal de captar una oportuna sanción.
1. Agentes camuflados de ciclistas para multar
Con la idea de velar por la seguridad del colectivo ciclista y de que se cumple con total rigor la forma óptima de adelantarles en carretera, los agentes puede que les toque subirse a la bicicleta y pedalear para poder controlar que esta norma se cumple a la perfección. Esto se debe a que algunos colectivos ciclistas abogan por crear un cuerpo especial, dedicado a controlar la distancia de separación lateral de 1,5 metros a través de una tecnología especial láser. Una medida que se está pensando con detenimiento la DGT.
2. Los contenedores como escudos en busca de multas
El mobiliario urbano cumple más de una misión para los agentes de tráfico. Estos utilizan sus sombras y esquinas para ocultarse puntualmente sin ser vistos y desde esta perspectiva sorprender al conductor. Contenedores, paradas de autobús e incluso vehículos de gran tamaño como camiones aparcados, sirven de peculiar escondite para camuflarse ellos mismos o a los trípodes que les acompañan.
3. Multas de tráfico bajo disfraces
Dentro de las ideas más retorcidas y con mayor ánimo recaudador con las que nos hemos encontrado, destaca la técnica del disfraz. Ésta consiste en colocar a un agente disfrazado, preferententemente de un personaje entrañable, en un punto conflictivo de tráfico. De esta forma mientras el agente reparte abrazos entre peatones, va gastando libreta en multas de tráfico. Una actuación que el pasado Halloween se vio entre la policía de Fort Lee en Nueva Jersey para controlar un polémico paso de cebra.
4. El radar humano
El ejemplo en el que se ve con más claridad que el fin justifica los medios a la hora de recaudar con multas, lo encontramos con el denominado radar humano. El escondite que seleccionan algunos agentes y que pone en riesgo su vida para controlar supuestamente la seguridad vial.
5. La técnica del coche averiado
Una de las formas más ‘sucias’ con las que cazar a los conductores se encuentra en un radar oculto tras un coche con el capó levantado, simulando una avería. La perfecta forma para jugar al despiste, buscando un claro afán recaudatorio con multas de tráfico bajo esta acción que calificaríamos de rastrera.
Recent Comments