Tras comenzar su andadura el 28 de noviembre y convertirse en la primera campaña de multas a ciclistas por velar para el cumplimiento de la normativa, esta medida empieza a ser un hábito y tras la pionera Valencia, se tiene en cuenta para el resto de ciudades, ante las repetidas quejas del colectivo ciclista.

Con el fin de velar por la seguridad y de integrar a los ciclistas en las normas dentro de las carreteras y ciudades, desde noviembre han tenido que asumir como normal los controles periódicos. Una iniciativa que en un principio iba a durar dos semanas puntuales pero que en la actualidad sigue funcionando y que en ciudades como Valencia, la pionera de todo, ha supuesto una recaudación de más de 100 mil euros en solo tres días.

De esta forma y considerando como iguales a los ciclistas con el resto de vehículos, estos también experimentarán en caso de que lo crea el agente necesario, controles de alcoholemia para certificar el estado del conductor, aunque su práctica no sea una norma general. Por el contrario sí que se seguirá supervisando minuciosamente la manera de circular de este medio por las aceras y las calles, el principal motivo de multas que acusa este colectivo.

Estas sanciones que oscilan entre los 90 y los 500 euros, ponen especial empeño en cuidar que los ciclistas circulen con casco, sin auriculares y por supuesto sin hablar por el teléfono móvil mientras están sobre este medio. Además tampoco se olvidan de temas relativos al aparcamiento, o el estacionamiento en farolas y mobiliario urbano que siempre deberá hacerse con una cadena metálica especial y recubierta de plástico para evitar daños.

Estos controles han desatado el enfado de los ciclistas que se consideran perseguidos y un buen instrumento para recaudar dinero para las arcas de los ayuntamientos cuando en realidad están en más ocasiones en peligro ellos, que el que puedan producir al resto.

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