Cada estación cuenta con sus particularidades, pero el otoño aunque no resulte tan extremo como el verano o el invierno, cuenta con una serie de riesgos en la conducción que son propios e inconfundibles de este tiempo. Época colorida y de gran belleza que no se debe nunca subestimar en la carretera.
Entre los grandes cambios que podemos encontrar en otoño respecto a otras estaciones y que influyen negativamente en la conducción, tenemos un tiempo variable, donde prácticamente la monotonía está prohibida. Por ello es fácil que las lluvias se hagan presentes muy frecuentemente, así como bajadas de temperaturas y alguna tímida subida. Los aguaceros repentinos serán frecuentes, teniendo que tener una vigilancia y seguridad totales del estado de las ruedas y de los limpiaparabrisas, controlados siempre previamente.
Por otro lado, el característico manto del otoño al cubrir los suelos, no le debemos restar importancia. Las hojas que ofrecen un color único en esta estación, son un auténtico peligro en la carretera, porque acumuladas y húmedas en distintas zonas pueden reducir considerablemente el agarre y resultar un verdadero peligro. Ante estas circunstancias, debemos extremar precauciones reduciendo la velocidad y siendo más prudentes en cada uno de nuestros movimientos.
Prevenir los fenómenos extremos
Dado que esta estación resulta impredecible por los repentinos cambios de temperaturas y las frecuentes lluvias, se recomienda no aparcar en las proximidades de ríos, dado que las tomentas pueden generar importantes crecidas que provoquen riadas llevándose todo a su paso, así como también tener en cuenta que es la época del año en la que aumentan los atropellos de animales salvajes en las vías. La explicación a este hecho se debe a que estos presintiendo el frío y en busca de comida se hacen más presentes en las carreteras, añadiendo un peligro más a la conducción.
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