Los márgenes de error se han reducido y ahora los radares hilan más fino en lo que a velocidad se refiere. Una guerra abierta y declarada a los infractores que de paso también sirve para recaudar y no permitir excepciones. La idea de endurecer hasta ahora lo establecido busca reducir la siniestralidad en carreteras, partiendo de mayores exigencias tanto en radares fijos como móviles.
Los cálculos que los conductores se hacían cuando pasaban ante un radar para asegurarse de que un pequeño exceso no les supondría una multa de tráfico, ya no sirven con el nuevo plan que se ha establecido para estos dispositivos. Existía incluso la creencia de que si se circulaba por vías con un límite de 120, si el conductor pasaba ante un radar a 130 no tendría que abonar sanción alguna, aunque el dispositivo inmortalizase el momento. El margen de error era mayor y permitía concesiones que desde la nueva normativa de la Dirección General de Tráfico (DGT), ya no tienen cabida.
Esto ha llevado a que los radares sean ahora un instrumento de cumplimiento escrupuloso, dado que las multas de tráfico no se van a hacer mucho de rogar y el cambio de los márgenes de error se ha realizado con tal fin. En velocidades por debajo de los 100 km/h, dicho error está fijado en 4 km/h para los fijos y 7 para los móviles. Y por encima de los 100, en el 4 y el 7% respectivamente., aunque siempre se tendrá en cuenta la homologación del dispositivo.
Cero concesiones con los excesos de velocidad
Circulando y teniendo por norma los límites con las novedades de la nueva Ley de Tráfico, hay que tener en cuenta que este cambio y la menor concesión para que las sanciones no se disparen a lo largo de estos meses. La reducción de concesiones es un hecho que ya no se puede obviar en ningún caso.
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