Convertidos en el instrumento favorito de Tráfico para medir los excesos de velocidad, los agentes utilizan los radares móviles de manera indistinta, logrando grandes resultados dentro de las ciudades, apostados principalmente en aceras para lograr el efecto sorpresa.
Ya lo adivirtió Tráfico el pasado año, cuando anunció su apuesta por los radares móviles frente a la creación de nuevos dispositivos fijos. La capacidad omnipresente y sorpresiva de estos cinemómetros, les confiere un grado de mayor valor para el trabajo de la captura de infracciones y por consiguiente el aumento del número de multas de tráfico. Todo ello poderosamente ligado e hilado.
La última moda que resulta cada vez una estampa más frecuente en ciudades, reside en encontrarse y hasta toparse con espontáneos controles de velocidad dispuestos en la acera como un elemento más del mobiliario urbano. Una ubicación que perfeccionan y que encuentran de lo más llamativa, intentando buscar la discreción del alrededor, véase entre vehículos aparcados o paradas del autobús, tal como frecuentan a hacer.
Multas de tráfico legales
Una forma de operar que resulta muy criticada dado que responde a un interés recaudatorio y que se ha hecho extensiva, resultando legal y no determinando esta situación para fundamentar la infracción que pueda cometer en un momento puntual un conductor que sea captado por estos espías improvisados.
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