Estamos acostumbrados a la persecución que se hace de manera constante a los conductores, utilizando cualquier nimiedad y descuido para que las sanciones no se hagan de rogar. Un claro afán recaudatorio que no ignoramos, como tampoco ciertos casos en los que las multas de tráfico son mayúsculas por imprudencias y temeridades de los conductores.
Cuando el trabajo del agente no se basa en permanecer escondido detrás de una parada de autobús a la espera de lograr cualquier detalle para multar, nos encontramos con labores minuciosas que justifican un uniforme y la tan redicha mención de que todo lo que se hace es ‘por nuestra seguridad’. Afirmación que alcanza a ser una realidad, por raro que parezca, en el reciente caso de la detención de un conductor que octuplicaba la tasa de alcohol permitida cuando circulaba por el Puente de la Universidad de Badajoz.
Una infracción completamente desmedida a la que le venía acompañada también la falta de quebrantamiento de delito debido a que estaba circulando libremente, cuando carecía de permiso de circulación al haberle sido retirado anteriormente por una sentencia judicial.
Excepciones a la norma, por Tráfico
Esta circunstancia le obligaba a ser juzgado como si se tratase de un conductor novel, lo que se traduce en que la tasa máxima de alcohol permitida en aire respirado es de 0,15 mg/l tal como tiene establecido para este tipo de casos la Dirección General de Tráfico (DGT). Por esta razón y tratándose de una multa de tráfico con mayúsculas, respondiendo a un elevado grado de temeridad, este conductor de 47 años pasará a disposición judicial.
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