La nueva moda de apuntar multas de tráfico fantasma a conductores se extiende peligrosamente. Ante la necesidad de recaudar y no dejar ninguna sanción sin cobrar, varios ciudadanos han destapado sus peculiares casos de multas de tráfico imposibles.

Uno de los afectados por esta especie de ‘moda’, se trata de un vecino de Roquetes, sancionado en Madrid por conducir hablando por el móvil mientras circulaba en plena Gran Vía, tal como se constata en la denuncia. Su castigo se materializó en un multa de 200 euros  así como la pérdida de un punto del carnet de conducir, aunque lo curioso de los hechos es que este conductor no pisó nunca a esa hora, ni ese día la calle en la que se decía que había infringido una norma de circulación. Para defender sus argumentos, este vecino de Roquetes aportó un certificado de que su automóvil se encontraba aparcado en su lugar de trabajo, aunque el Ayuntamiento de Madrid no lo consideró como prueba suficiente y siguió adelante su misiva de cobrar.

Del mismo modo y como si se repitiese la película, otro conductor residente en este caso en Reus, recibió sorprendido una multa del Ayuntamiento de Móstoles al parecer por un mal aparcamiento de su vehículo al situarse en la acera. La multa ascendió a 200 euros y de nuevo el patrón de no encontrarse en el lugar en el que se le acusaba de cometer la infracción se repetía ante la impotencia del afectado.

Un tercer caso nuevamente captaba nuestra atención. En esta situación su protagonista es un conductor de autobuses de la EMT de Tarragona, al cuál le impusieron una multa de tráfico de 200 euros por «estacionar obstaculizando gravemente la circulación de vehículos y peatones» cuando nuevamente el afectado destacaba que no había estado presente en el lugar que se le indicaba en la denuncia.

Se tratan de multas de tráfico fantasmas que nunca les fueron entregadas en mano y que les implicarán recursos para defender su inocencia y denunciar el insaciable afán recaudatorio que persiguen a base de sanciones muchos ayuntamientos.