A mucha gente le encanta conducir con la música bien alta, cantando, casi bailando (a pesar de que con ello se conviertan en un auténtico peligro en la carretera). Aún así, si el coche está en marcha la molestia no es excesiva, puesto que el rato en el que molesta la música a los viandantes es mínimo.

Eso sí, si está parado puede molestar, y bastante, a todos los que estén alrededor. En este caso fue así: ocurrió una noche de diciembre de 2010. Una conductora dejó su coche con las puertas y el maletero abiertos, y la música a un volumen considerable, en Valencia. La Policía acudió a llamarle la atención y ella obedeció, pero en cuanto los agentes se alejaron volvió al estado inicial.

Tras una multa y después de que dicha conductora agotara los recursos en la vía administrativa, finalmente el caso ha sido llevado a juicio y ha terminado con una sentencia que la condena a pagar 2.400 euros de multa, lo que para la juez es una sanción proporcionada.

El vehículo se encontraba parado, de noche, y con la música alta cerca del Hospital de la Malvarrosa. Además de ser de noche, lo que también supone un agravante, la juez recuerda que la conductora quiso engañar a los agentes al volver a poner la música en cuanto estos se marcharon.

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