Cuando el Gobierno anunció la sustitución de Pere Navarro al frente de la DGT y el nombramiento de María Seguí como su sucesora, se produjo un traspaso de poderes muy pacífico y aparentemente cordial y agradable. Una agradecía el trabajo de su predecesor y otro confiaba en su criterio y se ponía a disposición de lo que pudiera necesitar la nueva directora de Tráfico.
Se acabó ese periodo de calma de los primeros momentos, ya que han llegado las críticas a la gestión anterior que muchos esperaban. María Seguí ha criticado las estadísticas de la Dirección General de Tráfico: "no son buenas", ha dicho en referencia a que "no se ha logrado todavía" hacer un seguimiento real de las víctimas de accidentes de tráfico.
Lo que María Seguí critica es que las cifras utilizadas para hacer estadísticas no son fiables del todo, ya que los números del conocido como Anuario Estadístico (el que presenta toda la información recopilada) se han calculado de manera poco exacta, ya que la contabilización de víctimas ha terminado fallando y eso se debe a que las entidades no han colaborado entre sí. Las próximas estadísticas se presentarán con datos recogidos de otra forma, aunque no se van a revisar las anteriores.
Ello no quiere decir que las críticas de Seguí a la gestión anterior no hayan sentado mal a Pere Navarro. El ex director de Tráfico ya ha criticado que se ponga en duda las cifras de muertos en accidentes de tráfico y ha advertido que es una "falta de consideración al Observatorio Nacional de Seguridad vial" (organismo que, por cierto, ha desaparecido).
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