Con cierta malicia y aprovechando el miedo generado por los radares de velocidad, Trànsit ha ideado una forma de que los conductores sigan con el ojo avizor respecto a los controles, aunque por una vez, no venga aparejado a la imposición de multas de tráfico.
El Servicio Catalán de Tráfico (SCT) ha activado para este mes de agosto una veintena de radares que cuentan con una particularidad. En este caso estos dispositivos de control son ‘preventivos’ y no cuentan con un carácter sancionador, para alertar a los conductores que circulen a más velocidad de la permitida y de esta forma que no se baje la guardia en ningún momento.
Su ubicación se centrará principalmente en el área metropolitana de Barcelona y en las carreteras de la Costa Brava, al ser los principales destinos turísticos durante el verano. Una medida bien recibida y que califican como una auténtica apuesta por la seguridad, dado que no tienen ningún ánimo recaudador y pretende que aumente la conciencia y la importancia de respetar los correctos límites, así como de llevar en todo momento el cinturón de seguridad.
Una medida por la seguridad sin afán recaudatorio
Para complementar esta medida en campaña a lo largo del mes de agosto se desplegarán por las carreteras catalanas a 10.928 agentes, donde se han planificado 7.516 controles, de ellos 2.400 dirigidos a alcohol y drogas, 1.530 de velocidad, 1.458 de transporte y 473 de control de motoristas sin obviar la vigilancia aérea de los Pegasus que cada vez se asienta y extiende más.
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