En el reino animal todo vale con tal de sobrevivir y en las circunstancias en las que estamos, una grave crisis económica unida a necesidad de recaudar, parece que nos hemos trasladado a ese escenario donde los más pícaros se crecen ante estos factores utilizando estrategias y hasta delitos para librarse de las sanciones.
Unos hechos en los que hay personas reales, de carne y hueso, que son las principales víctimas de este tipo de trampas para librarse en este caso de las multas de tráfico. Y es precisamente en una estrategia bien planificada en la que ha caído una conductora ejemplar que nunca había participado ni cometido ninguna infracción y que ha visto como en tres meses era multada hasta cinco veces por un radar.
En total en un mes le llegaron hasta cuatro multas que le suponían pagar la cantidad de 1.900 euros y la retirada de cuatro puntos del carnet. Ante su incredulidad primera, mayor fue la segunda cuando se enteró el modo en el que habían logrado culparla a ella de las infracciones pertinentes.
El modus operandi utilizado consistió en copiar su matrícula la cual coincidía con la de un vehículo que utilizaba ‘la banda del niño Juan’, uno de los aluniceros más activos de Madrid. Un primer paso destinado a demostrar su inocencia así como sus buenos dotes en la conducción.
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