Siguiendo el ojo por ojo y viendo que las multas de tráfico en algunos casos se quedan pequeñas, la pequeña ciudad china de Shenzen cuenta con su propio método para hacer que los conductores no utilicen sin ninguna necesidad las luces largas de sus vehículos. Se trata de una política agresiva y reeducadora que desde luego no está dejando indiferente a nadie.

Cuando cae el sol, es difícil encontrar en la pequeña ciudad china de Shenzhen a vehículos que circulen con las luces largas bien por descuido o por simplemente molestar. El castigo por emplearlas sujeto a alguno de estos motivos, es del todo ejemplar y resulta lo más parecido a la política del ‘ojo por ojo’.

A la multa de tráfico que se impone de 300 yuanes que equivalen a casi 37 euros, se le suma una penitencia mayor, basada en torturas propias del medievo y que obligan al conductor pillado con las luces largas puestas, a permanecer sentado ante un coche policial con sus respectivas largas encendidas. Una medida drástica que preocupa especialmente al poder provocar graves daños a la vista.

Medida criticada por expertos en seguridad vial occidental

El caso es que aunque sea una manera violenta de demostrar lo que puede molestar este tipo de luz en la carretera circulando, los conductores ante esta presión han tomado buena nota y han optado por desterrar el uso de las luces largas salvo en ocasiones muy especiales y puntuales. Y aunque a buen seguro no es un método que se respalde por expertos en seguridad vial occidental, está claro que resulta más eficiente que el interés de castigar únicamente con multas.

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