Bajo la premisa de que la seguridad vial sea una constante en nuestras calles y que ante cualquier emergencia la rapidez sea un factor principal, Boadilla del Monte estrena un sistema con más de cien ojos convertidos en cámaras de videovigilancia para controlar el tráfico y los vehículos, en sus puntos más transitados.
Un sistema pionero que muchos ya han bautizado como el ‘Gran Hermano’ al resultar ser tan extensivo como controlador, aunque desde el Estado de Seguridad defienden a capa y espada al considerarlo como «una apuesta por la seguridad inteligente con mucho futuro». Una forma modernizada del control que desde su punto de vista sólo ofrece ventajas a los usuarios.
Puede resultar intimidatorio saber que estás circulando y bajo lupa estás siendo vigilado por cientos de cámaras a tu paso. Un control continuo del que hace gala ahora el municipio de Boadilla del Monte en sus tramos más frecuentados por el tráfico. Todo parte y se ve desde una sala de control donde a través de seis pantallas los agentes de la policía local tienen acceso al tránsito de los vehículos en tiempo real por los puntos calientes del municipio.
A partir de este centro neurálgico comienza un operativo que sirve para calcular el número de vehículos por hora y emplazamientos o entradas y salidas, que se complementa con cuatro comisarías electrónicas, convertidas en tótems que a través de videoconferencia permiten acceder a los servicios las 24 horas del día y de esta forma dar informe de los posibles percances.
Más agentes en las calles para multar
Un sistema que también ha encontrado su lugar para las críticas, porque al tener un control casi total y más automatizado, se permite también más presencia policial en las calles, «porque no van a tener que estar sentados en tres turnos en una silla» y de esta forma también estar más pendientes de las multas de tráfico. Un ‘Gran Hermano’ que puede terminar saliendo caro a los ciudadanos.
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