Conducir es una labor de alto riesgo en determinados países por el poco respeto que se tiene a las normas de circulación y a los límites de velocidad. Los constantes atentados contra la seguridad vial hacen de República Dominicana el país más peligroso para los conductores.
Las carreteras del país calificado como el más peligroso del mundo según un estudio del Bradenton Herald, cumplen a pies juntillas la denominada ‘ley de la selva’, un hecho que no sólo queda en palabras y que traducido en cifras nos deja sorprendidos y bastante alerta al estar ante un lugar en el que viven 11 millones de habitantes y cada año se dejan la vida en el asfalto en torno a las 4.730 personas.
En esta panorámica que dista por suerte mucho de lo que vivimos en España, donde el pasado año perdieron la vida en las carreteras 1.304 personas en una población que se extiende a los casi 47 millones de habitantes, no existen o se hace caso omiso a todo lo relativo con las normas de tráfico. Ni las multas, ni la preocupación por la seguridad son motivos suficientes para que los conductores tengan y acepten un poco de responsabilidad al volante.
En República Dominicana no existe respeto por las señales, prioridades o semáforos. Del mismo modo tampoco se obliga al uso del casco y aunque las autoridades intentan por medio de sanciones corregir estos comportamientos, todo queda en una simple anécdota para algunos conductores que llegan a acumular 500 multas en su historial y presumen de no pagar ninguna.
Todo ello hace que de cara al turismo se alerte especialmente a los visitantes, de este punto importante e incluso se recomiende ávidamente que llegados a este extremo se contraten servicios del propio lugar a tener que hacer frente a unas carreteras caóticas sin niguna norma ni respeto por la seguridad vial.
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