Los radares de velocidad tienen una tarea que cumplen fielmente y de la que rara vez deja que los vehículos se puedan escapar. Sin embargo los hechos sucedidos en Escocia han dejado asustadas a las autoridades y a los propios agentes, al conseguir un conductor escapar de un radar, utilizando como método una velocidad tan exagerada que resultó imposible para el dispositivo de control ser captada.

Actuando más como un bólido o avión, el vehículo más temerario, tal como ha sido ya bautizado, ha puesto de manifiesto que a determinadas velocidades los radares tienen una serie de límites. Claro está que para llegar a esos extremos, se tienen que trangredir no sólo una sino bastantes infracciones y de un calibre muy grave. Según el resultado del cinemómetro para este caso tan escandaloso, el vehículo en cuestión pasó por su lado a más de 223 km/h en un tramo limitado a 96.

Esto es de lo único que dejó constancia el fugaz conductor, dado que no le llegaron a cazar porque su velocidad era tanta que el radar no fue capaz de registrar datos más allá de la cifra del velocímetro. Si al hecho de triplicar la velocidad permitida, le unimos que además del radar había dos agentes en las inmediaciones que no llegaron a ver ni el tipo de vehículo que pasaba a esa extremada velocidad, más delito tiene que el conductor se haya librado de todo tipo de sanción.

Una vía con récord de sanciones por velocidad

Y aunque resulte del todo exagerado este episodio que tuvo lugar en la carretera comarcal M25 de Escocia y aunque la velocidad llevada fuera muy superior a la permitida en la vía, no es el récord alcanzado y captado por un radar en esa vía, que fue para un coche que circulaba a 239 km/h en cuyo caso desconocemos si también logró burlar al radar con su carrera.

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