La vigilancia de los agentes de tráfico resulta aleatoria según el momento en el que nos encontramos. Si hay momentos de excesiva minuciosidad y de sanciones puestas a conciencia y con celo, aparecen otros de más calma, amparados en intereses políticos, como puede resultar el paradójico caso de la ciudad de Valencia.
La presión policial a la hora de multar ha caído en picado en Valencia, sospechosamente a medida que se fueron acercando a la fecha de las elecciones de mayo. Una idea que desde Compromís mantienen y ven demasiado ‘casual’, dado que repite el patrón de los años previos a los comicios de 2011, momento en el que pasó lo mismo, ¿curiosa casualidad o hora de cuidar al ciudadano sin multas de tráfico?
El hecho de tener contentos a los ciudadanos queda reflejado en que dicho descenso de las multas de tráfico ha ido a más, a medida que se han ido acercando las elecciones municipales del pasado mes de mayo. El resultado: un cómputo de enero a abril de 4 millones de euros en sanciones en Valencia, una cifra que no llega ni a la mitad de lo recaudado en el mismo periodo de tiempo del pasado año, 7,8 millones de euros.
Recaudación interesada de multas
Desde el PP, el partido que ha gobernado en Valencia en los últimos 24 años, insisten en que estas cifras se deben a que los ciudadanos cada vez están más concienciados con la seguridad vial y la responsabilidad en las carreteras y urbes, teniendo cada vez más cuidado para no ser multados. Sin embargo la duda está ahora en el aire y la casualidad selectiva recaudatoria golpea fuerte, ¿argumento de peso que explica más razonablemente la caída de multas de tráfico?
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