‘Piensa mal y acertarás’, eso es lo que se suele decir y tras un minucioso estudio de más de 200 radares en toda España, parece que la ubicación de estos dispositivos es más malévola de lo que pensábamos, coincidiendo con que ‘casualmente’ muchos de ellos se sitúan cuesta abajo.

Aprovechando de ciertas ventajas que puede suponer la instalación de radares cuesta abajo, la Dirección General de Tráfico (DGT), silenciosamente, ha aprovechado estas condiciones para instalar más del 64% de estos dispositivos en tramos en pendiente negativa. Estos datos se desprenden de un minucioso estudio que Libertad Digital ha llevado en la ubicación de más de 200 radares en toda España.

Esta curiosa coincidencia en la ubicación de los radares, es un factor más de riesgo para los conductores si no quieren verse con multas de tráfico, dado que en las zonas cuesta abajo es más fácil que un pequeño despiste o la propia inercia del vehículo haga superar los límites establecidos por lo que no resultaría ni tan inocente, ni aleatorio la ubicación de los dispositivos.

Del mismo modo y entendiendo que la colocación de los radares responde a controlar y preservar la seguridad ante todo en determinadas zonas o puntos negros, el estudio pone de manifiesto que sólo 19 de los 210 radares analizados están ubicados en las cercanías de un punto negro, lo que echaría por tierra el principal sentido de su colocación.

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