En la noche más mágica del año, los niños esperan y los Reyes Magos les traen ilusión. En esta tradición y camino para la espera más dulce, resulta un tanto peculiar, aunque ya no nos llega a sorprender, que este año sus Majestades de Oriente se han visto salpicados de la recaudación con multas de tráfico en una misión anterior y dedicada también para los niños.
Dentro de las visitas especiales que los Reyes Magos hacen en las distintas localidades para que los más pequeños les den sus cartas y les transmitan sus deseos, resulta anecdótico de contar el episodio en el que sus Majestades se toparon con los agentes de Tráfico, los cuales no dudaron de imponer su autoridad a riesgo de que este año sólo encuentren carbón por cumplir con tan férrea mano su misión.
Los Reyes Magos de Oriente iba directos a visitar el colegio Público Recarte y Ornat de Zaragoza y como era una labor especial y rápida decidieron aparcar sus camellos por un día para lanzarse a esta misiva en moto. El fallo, resultó en que ninguna de sus realezas llevaba el casco reglamentario. La corona era un impedimento y prefirieron optar por su símbolo más característico frente al dispositivo de seguridad.
El trabajo incondicional de los Reyes Magos
Y es que las normas de tráfico son de obligatorio cumplimiento para todos sin excepción, ni aunque se trate en cuestión de los mismos Reyes Magos. Quizás en Oriente resulten más permisivos con el cumplimiento e imposición de multas de tráfico, pero ni siquiera la espera de más de 45 minutos de más de 400 escolares, conmovió a los agentes para el cumplimiento de su cometido: imponer la sanción.
Sin embargo ellos son tan Magos que aunque con retraso llevaron ilusión y la mayor de las alegrías, aunque ése no fuera su mejor día de servicio.
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