El turismo en Málaga como en prácticamente toda la Costa del Sol es uno de los pilares y motores de su economía. Unos viajeros que vienen a conocer estas tierras y que en muchas ocasiones se vuelven a sus lugares de origen, sin pagar las multas de tráfico por las que se les ha sancionado. Una práctica con la que están decididos a acabar los ayuntamientos malagueños.

Entre un 18% y un 20% de las multas de tráfico que se ponen al año en Marbella corresponden a conductores extranjeros. Estos aprovechando su condición se marchan sin pagar las sanciones y consiguiendo que este dinero no se ingrese ante la imposibilidad de localizar a los infractores.

Cifras que traducidas en dinero llegan a sumar entre 250.000 y 300.000 euros que prácticamente desaparecen y no sólo preocupa en lo que respecta a afán recaudatorio, sino también en que no «sirven de ejemplo disuasorio para el resto de conductores»  que ven una tremenda injusticia cuando pagan religiosamente las multas, mientras otros repetidamente se escapan.

Por ello la Diputación de Málaga se ha puesto firme y a través de un servicio de la Federación Española de Municipios y Provincias de Recaudación, se intentará localizar a los infractores no residentes para el cobro de sus sanciones. Una medida que no resulta pionera dado que en Girona ya se está llevando a cabo y que pretende terminar con el bucle que hace creer a los extranjeros que se pueden ir de libre sin pagar sus multas de tráfico.

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