Como si se tratase de una competición, las multas de tráfico correspondientes a la ORA, crecen imparables. Unas cifras que asustan a los sufridos ciudadanos que no se pueden permitir ni un descuido, y que son un buen reflejo de lo que en ciudades y municipios se ha pactado para lograr ingresos.
Puede que un simple minuto sea la clave para salvarse o no de una multa de la ORA. Despistes, descuidos y retrasos son imperdonables y el resultado lo comprobaremos en forma de pequeño papel esperándonos en el cristal delantero de nuestro vehículo. Las multas de la ORA son la pesadilla de los conductores y los controladores de estas sanciones los más criticados. Una realidad que deja al descubierto un sistema con carencias y sencillos parches que pagan los ciudadanos.
Tal es su exigencia que cada vez las cifras nos preocupan más. Es el caso de Valladolid, buen ejemplo de que los malos aparcamientos no tienen perdón ni ningún tipo de excusa. Este motivo es el responsable de la mayor parte de las sanciones, superando con mucho a las denuncias por radares, foto rojo y multacar. Los controladores de la zona de estacionamiento limitado han llegado a poner veintidós multas de la zona azul en una hora. Un gesto que demuestra hasta qué punto esta práctica se ha convertido en tan estricta en las calles.
En los casos más afortunados el susto por no tener el ticket puesto, termina con una multa que siempre se puede recurrir, en otros es la grúa la que retira el vehículo, teniendo el propietario que hacer frente a una doble sanción. Malos tiempos para los que se ven obligados a tener que utilizar el coche a diario y más si es la calle su lugar de estacionamiento.
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