El hecho de pensar en cifras y en números, hace que los agentes vean en muchas ocasiones más infracciones de las que realmente hay para lograr los objetivos traducidos en multas. Si estos no se cumplen no sólo ya están en juego ciertos privilegios, sino que ellos mismos caen en la cadena de las multas tal como indican desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC).
Desde hace tiempo que ya no es un secreto y que es notable en medios y sociedad que las «presiones» son una constante entre agentes para lograr cumplir con los objetivos recaudatorios. Esta crítica se hace ahora extensiva al colectivo de Cádiz, donde ya no sólo peligran los incentivos de no cumplir con el cupo de sanciones indicado, sino que también se impone un «castigo económico de 200 euros» a quienes menos multan a lo largo del mes.
Unas medidas que tal como se indica desde la AUGC están costando importantes daños, primero en la motivación de los agentes y segundo por el papel de estos con la sociedad y los ciudadanos. Unas presiones que no sólo quedan en amenazas verbales, sino que también figuran por escrito tal como se ha podido comprobar con una de las observaciones que se le hace a uno de los agentes en donde se analiza la actividad desarrollada a lo largo de un mes y se llega a la conclusión de que ha sido «ciertamente escasa» teniendo en cuenta que no ha tenido que actuar en ningún accidente con heridos y, por tanto, «ha tenido mucho más tiempo para dedicarse a otras labores» como la preventiva de vigilancia de carreteras.
Alegando este tiempo de más que ha pasado en la carretera y habiendo recorrido muchos kilómetros se sorprenden de que «no haya observado ni una sola infracción» y se le insta al agente a «modificar su actitud» para contribuir positivamente al alcande de los objetivos que en materia de seguridad vial les son encomendados. Después de la advertencia terminan llegado los castigos económicos tal como informan desde la AUGC, como medida más disuasoria para seguir recaudando a partir de los ciudadanos.
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