La sinceridad en exceso no está bien vista y más si ésta se produce en un acto público, en concreto en una mesa de debate que atendía el tema sobre la eficacia o afán recaudatorio  de las multas de tráfico. Ante esta situación un agente demasiado valiente destacó el acoso que viven muchos compañeros y su acción le costó empleo y sueldo.

En la época en la que nos encontramos y la necesidad de municipios y ciudades de lograr dinero para pagar las deudas, las multas de tráfico se han convertido en una asignatura obligada para los agentes de tráfico. Aquéllos que no cumplen con las expectativas reciben amenazas y en el peor de los casos si se producen actos de rebeldía, la suspensión de empleo y sueldo.

Precisamente esto último es lo que ha vivido un agente, secretario general de la Asociación Unificada de la Guardia Civil de Jaén que tras participar en una mesa de debate y mostrar su rotunda oposición a la imposición continuada de multas de tráfico se vio posteriormente afectado por una pena de suspensión de empleo y sueldo por tres meses tras sus impactantes revelaciones.

Durante su intervención, el agente no dudó en destacar la situación que viven los compañeros de Tráfico dado que en muchos casos llegan a sufrir acoso para que aumenten las cuotas de sanciones, además de presiones y amenazas para alcanzar los niveles propuestos en función del plus de productividad.

Su indignación se hizo patente al considerar que estaban cansados de ser «peleles recaudatorios» y esta manifestación no pasó desapercibida para sus superiores que ante tales declaraciones, decidieron llevar a cabo un castigo ejemplar. Con esto se inició su particular defensa, aunque el Tribunal Central Militar ha desestimado el recurso y confirmado la condena. Una decisión que no empaña una pequeña victoria porque tras dar voz a un problema que afecta a todos los ciudadanos, ahora ha logrado el apoyo de la sociedad.

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