La última forma de cazar a los conductores tal como han denunciado desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC),  reside en un radar oculto tras un coche con el capó levantado, simulando una avería. La perfecta forma para jugar al despiste buscando descaradamente un claro afán recaudatorio.

Si los controles de velocidad tienen su origen en buscar que se cumplan las normas de Tráfico y que se vele por la seguridad de los conductores en las vías, hay determinadas excepciones que no cuentan con este objetivo. Lejos de lo que puedan argumentar, la nueva práctica de ocultar un radar tras un vehículo que supuestamente tiene una avería y teniendo el capó levantado para hacer más fuerte el escondite, ha sido denunciado por la AUGC.

En este caso el radar que ha destapado esta polémica, aseguran que estaba situado en la carretera que une Huelva con Punta Umbría, pero ha sido visto en la misma situación en otras carreteras, llegando hasta a los extremos de que «otros compañeros de seguridad ciudadana han parado para prestar auxilio creyendo que era un vehículo averiado», tal como han plasmado desde la Asociación, en un escrito ante el jefe del sector de Tráfico de Sevilla.

Una forma de actuar «poco ética» y con un claro afán recaudatorio y cuyo fin no tiene otro que lograr el mayor número posible de denuncias de los conductores, incumpliendo la normativa interna de la Agrupación de Tráfico. De nuevo se aparca la seguridad de los conductores en la carretera y el conveniente aviso de un control, para lograr con el factor sorpresa y en este caso bastante malévolo, el mayor volumen de multas de tráfico.

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