El principal inconveniente que encuentran los examinadores en el nuevo examen práctico de conducir que entró en vigor el pasado mes de enero, reside en la obligación de continuar con la prueba aunque el alumno haya cometido ya suficientes faltas para ser suspendido.

Los  cambios efectuados en el examen práctico de conducir han llevado a que pasados unos meses, los examinadores comiencen a valorar los resultados. Su opinión lejos de resultar positiva, encuentra aspectos negativos tanto para ellos como para los propios alumnos de las modificaciones que se llevaron a cabo.

El punto más importante y coincidente entre ellos, reside en la pérdida de tiempo que supone una prueba que obliga a hacer cerca de 30 minutos obligatorios aunque los alumnos hayan visto el suspendo desde el minuto cinco del examen. Esta obstinación del tiempo de la DGT consideran desde la Asociación de Examinadores de Tráfico (Asextra) como «una necedad incomprensible que puede llegar hasta a ser peligrosa para examinadores y alumnos».

Consideran que bajo esta estricta medida lo único que se logra es que exista una mayor presión para los futuros conductores además de generarles ciertas expectativas que en última instancia y con los resultados en mano pueden ser muy decepcionantes.

Asimismo, su queja se hace extensible también al número de pruebas que se asignan a los examinadores y que serían las responsables de que estos exámenes tuvieran una menor calidad por falta de tiempo y acumulación de exámenes. Todo esto se ha puesto en común para que ahora sea la Dirección General de Tráfico (DGT) la que valore si son motivos suficientes para aceptar nuevos cambios.

 

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