Cuando se quiere la máxima eficiencia y no se quiere relegar el trabajo en otros ni en máquinas, nace lo que se ha bautizado como radar humano, que ya tiene presencia en las carreteras francesas. Aquí ni cortos ni perezosos, los agentes con pistola de radar en mano, son los únicos encargados bien escondidos de velar porque se respeten los límites de velocidad.
Lejos de lo acostumbrado en las vías españolas, donde los radares móviles son el terror de los conductores y los que proliferan en las carreteras, en Francia se fían más de que este trabajo lo desempeñen los propios agentes. Agazapados, escondidos como si ellos mismos fueran los que están cometiendo un delito, esperan pacientes a que pase un vehículo, disparando su pistola a todos aquéllos que no respetan el límite.
Un comportamiento no sólo extraño, sino también peligroso al arriesgarse a poder ser atropellados y a poner en peligro la seguridad de los demás por preservar su escondite ante todo. En esta ocasión como vemos en la fotografía de un grupo de Facebook denominado, Alerte flic La Rochelle, el agente se ubica detrás del panel de señalización que toma como su propio escudo y lo único que tiene que hacer es mantenerse a la espera.
¿Creéis que esto es llegar demasiado lejos para poder dar caza a los infractores? Sólo esperamos que la Dirección General de Tráfico (DGT), no tome buen ejemplo de ello y no alterne sus radares móviles con este tipo de trabajo en persona. Un método realmente excesivo que puede resultar hasta peligroso para lograr sus objetivos en multas.
Como recurrir una mullta de radar
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