Ir con los cinco sentidos al volante no es suficiente si queremos evitar multas en la conducción. En Madrid, un acelerón puede resultar de lo más caro, dado que la capital dispone de 43 dispositivos fijos que controlan durante las 24 horas del día a miles y miles de vehículos. Entre los controles más efectivos de los que se disponen, destacan seis semáforos con cámara y tres radares que son los que más se ponen las botas en cuestión de multas.
Los dispositivos están situados en zonas estratégicas para conseguir que se reduzca la velocidad y de esta manera se dote de mayor seguridad para los peatones, aunque al ser zonas problemáticas también pueden llevar implícitamente afán recaudatorio al ser una buena ‘trampa’ para los conductores más descuidados. De este modo debemos extremar precauciones en referencia a los semáforos dotados con cámara, en las grandes vías de varios carriles con gran afluencia de tráfico diario porque ellos serán los encargados de fotografiar al conductor y las multas bajo estas circunstancias no bajan de los 100 euros. El problema de estos dispositivos radica en que muchos conductores pueden acumular varias multas y hasta que no les sean notificadas no pueden optar a recurrirlas para favorecerse de la rebaja del 50%. Un punto que favorece la tarea recaudatoria.
Por esta razón tenemos que tener especial cuidado en la zona de la M-30 y sus alrededores, foco de máximo control, plagado de radares, así como el tunel de Costa Rica, el de la avenida de Portugal y la entrada a la calle de Embajadores si no queremos recibir en casa la cruel instantánea que sin duda nos afectará especialmente al bolsillo.
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