A la hora de poner una multa de tráfico no hay temblor en las manos de los agentes ni en ocasiones un atisbo de humanidad. Con ejemplos como el que os presentamos a continuación, podemos ver el grave problema en el que se han convertido las sanciones y el importante negocio económico que generan.

Hay días en los que las buenas acciones no tienen premio. Eso lo sabe muy bien un conductor vecino de Valencia que ante un accidente de un motorista acudió a prestarle auxilio y la situación terminó en dos multas de tráfico para el conductor solidario. Los hechos se remontan ya al año pasado pero ahora tras presentar un recurso, vuelven a ser de plena actualidad. El punto de partida lo encontramos en la plaza de Ávila donde se produjo un accidente en el cual este vecino de Valencia no dudó en prestar socorro al motorista afectado.

Esta acción que también en caso de omisión de auxilio, le podía haber traído consecuencias, le hizo aparcar mal para atender lo más rápido posible a la víctima del siniestro. Mientras esperaba junto al accidentado a que llegase la ambulancia, la Policía Local no dudó en plantarle la primera multa de tráfico por su mal estacionamiento. De poco sirvieron las explicaciones y la situación que se vivía para convencer al agente que se ratificó en todo momento de la multa y le entregó el correspondiente boletín de denuncia.

Este hecho unido a la situación que se vivía hizo que el conductor sancionado perdiese los nervios y terminase rompiendo la denuncia y tirando los pedazos de papel al suelo. Una nueva acción que le valió la segunda sanción al buen samaritano, que perplejo se le comunicaba su nueva infracción, en este caso por transgredir la normativa municipal que prohíbe tirar papeles en el suelo.

Todo ello condujo a una multa que asciende a los 150 euros y que en la actualidad se encuentra en plena lucha para defender el buen hacer de este conductor que le salió ese día su buena acción especialmente cara.

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