Existen una serie de patrones de comportamiento que desquician por lo general a todo tipo de conductores. Acciones que en ocasiones no se alejan demasiado de la infracción y que se suelen precipitar con el tiempo, además del exceso de confianza.
A todos se nos enseñó la teoría y práctica en la autoescuela, pero con el tiempo incorporamos a nuestro estilo de conducción una serie de malos hábitos que resultan muy molestos para la convivencia entre conductores. Seguramente que los distingáis, que sean el objeto de vuestros primeros enfados en la mañana y la gota que colme el vaso de regreso tras un duro día. Los analizamos a continuación:
El que circula por el centro…
Uno de los conductores más molestos (y no suele fallar) es aquél que considera que el carril derecho no existe o está mal visto. Su perfil se reconoce fácilmente: irá a una velocidad no adecuada (bastante lento) y no se moverá en ningún caso del carril central, dificultando con esto el tráfico y obligando a que se tenga que hacer una circulación, prácticamente por exigencias, en el carril izquierdo.
… y el que sólo lo hace por la izquierda
Otro tipo de conductor, especialmente molesto, es el que se cree dueño y señor del carril izquierdo, creyéndose superior sin importarle los riesgos viales, consecuencia de esta desmedida acción. Al circular siempre por este carril, se pierde el verdadero objetivo de adelantar y también suele entorpecer el tráfico de los que verdaderamente usen el carril con la correcta funcionalidad.
El que necesita llevar permanentemente las luces largas
Existe también un prototipo de conductor que por norma va con las luces largas a todas partes sin importarle los riesgos de deslumbramientos. Ellos piensan ante todo en ver bien aunque al resto nos dejen con su luz ciegos. El mejor consejo que se le pueda dar a estos molestos conductores, es que si no ven por la noche, no conduzcan que las largas no se usan permanentemente y menos si hay tráfico de frente.
Los que necesitan adelantar con imperiosidad
Seguramente lo hayas vivido. Vas a la velocidad adecuada por la autovía y en forma de bólido te adelantan por la derecha. Casi sin tiempo de reacción, tienes tiempo únicamente para enfadarte por unos malos modos (que además son infracción) al no haberlo hecho este rápido conductor por el carril adecuado. Un comportamiento que nos lleva a pensar lo poco y mal que se utilizan los carriles de las vías según su verdadera funcionalidad.
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